2.11.09

LA SOBERBIA. LIBRO. CAPÍTULO 4

CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
LA SOBERBIA

CRISTO TRAICIONADO 
4
JUDAS ISCARIOTE

Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los sumos
sacerdotes y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entrego?
Ellos le ofrecieron treinta monedas de plata. Desde ese
momento buscaba oportunidad para entregarlo.
(Mateo, Traición de Judas, 26-5, 14,16)

 
La madrugada del catorce de septiembre de 1989, día de la Exaltación de la Santa Cruz, fue testigo de uno de los acontecimientos más sibilinos de la historia de la Iglesia Católica, marcando fuertemente, a partir de entonces, el funcionar del Colegio Cardenalicio.

Esa mañana el Consejo de Cardenales tenía que reunirse para elegir al nuevo director del noviciado, un puesto de relevancia al que se presentaban las cabezas más dogmáticas y urdidoras de las sectas de la Iglesia. El interés del nombramiento residía en que era a través de esta dirección como se podía propagar de manera más fácil y eficaz las doctrinas de cada cuartel eclesiástico, pues la elección de los cuadernos teológicos y las editoriales a utilizar dependían directamente del nuevo Ministro del Señor, a punto de ser nombrado.

La batalla se presentaba cruenta. Por una parte los hijos de Loyola, con su nueva Teología Libertaria, pretendían humanizar la misión educadora de la representante de Cristo en la Tierra, la Iglesia. Sus ideas eran casi revolucionarias para el otro gran competidor, la Obra de Dios, que resumía su propuesta de acercamiento a la fe de Cristo en la siguiente sentencia: Necesitamos Santos, no ideólogos. Dado que la ideología libertaria era considerada cercana a la izquierda recalcitrante y comunista de América Latina, los militantes de la segunda secta hacían lo imposible por contrarrestar la buena aceptación que la primera estaba teniendo en el continente americano. Para los primeros la labor evangelizadora pasaba por una justicia social palpable, es decir, un sistema educativo al alcance de todos, un bienestar que garantizase la sanidad y el respeto a los derechos humanos, en resumen, un control al neocapitalismo. Los segundos, más intrasigentes y fortalecidos por la postura conciliadora del Pontifice, proponían la justicia del Anticristo: dar de comer al hambriento para luego hacerlo virtuoso.

Es aquí donde se fraguó la enemistad del Cardenal Heterodoxia con el Cardenal Pax et Bellum. Heterodoxia era en aquel momento introductor de Embajadores en el Vaticano y esto le permitía conocer de primera mano todos los posicionamientos de los miembros del Consejo. Las atenciones que Su Santidad tenía con él pronto se diluirían al ser nombrado director del Colegio el Cardenal Fidelio. Por otra parte, Bellum, director del Instituto de Santificaciones y Epifanías, trabajaba intensamente, día y noche, sin descanso alguno, en la presentación de un documento que facilitara el nombramiento papal de Santo de devoción al fundador de la Obra de Dios. Este proceso de santificación, tedioso en su conjunto, dada la inmensa documentación a recoger, las pruebas que se requerían y la lentitud de la burocracia vaticana, solía demorarse hasta quince años. Tras el nombramiento del candidato del Cardenal Heterodoxia como director del Colegio, Su Santidad decidió otorgar privilegio, por el método de urgencia, al nombramiento del Santo. En tres años todo estuvo listo y un nuevo ilustre llegó a lo más alto de la Iglesia Católica: la póstuma  santidad.
 

Una de la madrugada del catorce de septiembre de 1989. En los aposentos del Cardenal Inicuo se encuentran reunidos cuatro Cardenales más, todos cercanos a la la Obra de Dios. Son los siguientes: el Arzobispo Dogma, Monseñor Réprobo, el Cardenal Nicetas y el Cardenal Pax et Bellum, todos miembros del Colegio Cardenalicio.

Queridos prelados - comenzó el Arzobispo Dogma -, este encuentro tan intempestivo no es común ni habitual, ya lo sé, ya lo sé, pero tampoco es común y menos aún baladí el Consejo que mañana nos ocupa. Del resultado que en pocas horas otorgue la urna se podrán desprender grandes ilusiones para nuestra nueva idea del mensaje crístico, o grandes desastres. El Consejo, ya bien lo sabéis, está compuesto por once ilustres. En la actualidad nosotros controlamos cinco de los once votos, el Libertador de Almas otros cinco, y ahora viene lo interesante, el Cardenal Prudentio se mantiene independiente. Por lo tanto las  posibilidades de obtener mayoría son las siguientes. Primera, que el Cardenal Prudentio vote a nuestro favor, asunto que ahora trataremos, y segunda, que el Cardenal Prudentio se abstenga, con lo cual sería su Santidad el que tendría la última palabra, asunto que no ha de preocuparnos, ahora entenderéis el por qué.

El Cardenal Inicuo empezó a impacientarse ante la posibilidad de una derrota. El resto escuchaban atentos las explicaciones de Dogma.

Por lo que respecta al voto favorable - continuaba el Arzobispo Dogma - del Cardenal Prudentio tengo varias dudas. Nunca a expuesto claramente sus ideas evangelizadoras, es gato viejo y siempre lo recuerdo como un artificiero del arte de la retórica y la prudencia. Siempre a encontrado cargos de relevancia entre la curia regia y ha sido consejero espiritual de varios pontífices. No tiene enemigos conocidos y su voto es un misterio.

Mira Dogma, - saltó nervioso el Cardenal Inicuo -, creo que dada la dilatada carrera de Prudentio, y si tomamos como referencia sus posturas siempre favorables al Papa regente, sería conveniente sugerirle la abstención. Por un lado él no se enfrentaría al Pontífice actual, ni tampoco al próximo. Si además le acompañamos la propuesta con un nuevo cargo, ya pensaremos cual, creo que lo aceptará - dijo riendo. Bien sabéis vosotros de esos azares de la vida, ¿no es así, amigos?

Espera un segundo, no te precipites, que la impaciencia siempre es mala consejera. En principio - adujo Monseñor Réprobo - estás dando por hecho el voto del Pontífice y eso está por decidir. Es cierto que siempre ha sido receptivo a nuestras propuestas, pero yo, ya sabes, como Santo Tomás: el dedo en la llaga.

Escuchar un momento - volvió a intervenir el Arzobispo Dogma -, Inicuo está en lo cierto.

Pero como puedes decir eso - dijo Nicetas.

Escucha lo que tengo que decir, escucha, imprudente - volvió a intervenir Dogma -. Su Santidad va a acercarse esta noche a estos aposentos. He hablado con él esta tarde y me ha confesado estar un poco hastiado de esa nueva teología libertaria y de sus flojos fundamentos. Dice que Roma, Europa, es la cuna del Cristianismo, y que en América lo único que surgen son movimientos feministas, proabortistas y ateos. añade que empieza a cansarse de esta eterna lucha, y que lo  que hace falta es más fe, más fe y menos ideas renovadoras.

Toc, toc - se oyó tras la puerta.
Su Santidad, Su Santidad - dijo el Cardenal Pax. Abrir, abrir rápido.


*

Esa misma noche del catorce de septiembre de 1989, sin nadie sospecharlo, Prudentio tuvo un sueño muy real. De repente le vinieron a la memoria,  y sin saber por qué, imágenes de aquel novicio francés, Néstor se llamaba. Néstor le acusaba de haberle robado la ingenuidad, la infancia y la razón. Le acusaba de haberle confundido y de alejarle de sus hermanos los hombres. Néstor, siempre en el sueño de Prudentio, lloraba a lágrima viva.

Prudentio le decía:

Qué te he hecho yo, joven Néstor, qué te he hecho yo para que me asustes de esa manera.

Ya no recuerdas mi muerte, no recuerdas que después de estar encerrado en el umbral del impío, durante dos semanas, me recibiste en tu habitación y me preguntaste: Néstor, se te han pasado ya esas falsas ansias de decirle al Director del Colegio lo que hay entre nosotros, dime, está tu alma en paz. ¿No lo recuerdas, no recuerdas mi respuesta?

No, Néstor, no - decía el Cardenal en el sueño.

Pues déjame que te lo recuerde, Cardenal. Te dije que no, que iba a hablar con el Cardenal Fenicio nada más despejar el día, y que le iba a contar todas las vejaciones a las que me sometías. ¿Te acuerdas, te acuerdas ya?

Pero Néstor, si tú ya no existes, si estás muerto.

¿Muerto? Muerto por ti que me empujaste desde la ventana del patio, para así hacerme callar. ¿Muerto?, Prudentio, muerto de cuerpo, pero no de alma. Y aquí estoy para hablarte, para no darte descanso.

Dime, Néstor, qué quieres, dímelo ya, que quiero acabar con esta pesadilla.

Escucha atentamente lo que te digo, Cardenal Prudentio: esta noche, cuando yo marche y tu despiertes, vendrán a tu habitación el Cardenal Nicetas y el Cardenal Pax, el Maledetto, a pedirte el voto de mañana. Te ofrecerán una canonjía, Consejero de su Santidad. Cuando esto te propongan, contestarás que sí y te mostrarás adulador con su oferta.

Pero...

Pero calla, calla y no me interrumpas. Como te decía, a la mañana siguiente, cuando hayas de depositar el tu voto secreto, votarás en contra de ellos, des decir, a favor del candidato que proponen los Cardenales Heterodoxia y Venancio el Casto. De esta manera mi alma descansará en paz y ya nunca más sabrás de mí. Recuerda esto cuando despiertes si deseas que nuestra historia permanezca en el anonimato. Que así sea.


ADENDUM

La mañana de la votación llegó. El Cardenal Prudentio fue a escribir su voto. Por un momento dudó y escribió la inicial del candidato del Cardenal Dogma. Al levantar la cabeza para una última reflexión, miró a la ventana del patio. allí estaba Néstor, asomado y señalándole con el dedo decía: Cardenal Fidelio, Cardenal Fidelio, el hombre de Heterodoxia. Así lo hizo.

Los cinco cardenales cercanos a Loyola, el Cardenal Heterodoxia, el Cardenal Inocencio, el Cardenal Bienvenida, el Cardenal Venancio el Casto, y el Cardenal Próspero se abrazaron tras conocer el resultado. Su Santidad, al enterarse del resultado por boca del Cardenal Inicuo, se presentó en los aposentos de Prudentio. Este, al abrir la puerta y ver al Pontífice se hecho las manos a la cara. Las plabras del Santo Padre fueron estas: Judas, Judas, eres peor que Judas.

El Cardenal Prudencio murió a los dos años, el día catorce de septiembre de 1991, recibiendo los santos sacramentos. Su legado: una carta dirigida a su Santidad y al Cardenal Pax et Bellum. El encabezamiento decía: Los demonios del alma existen. El catorce de septiembre de 1989, a las tres de la madrugada tuve una visión.

LA SOBERBIA. LIBRO. CAPÍTULO 3

CAPITULO 1
CAPITULO 2
LA SOBERBIA

CRISTO TRAICIONADO
3
LOS EVANGELIOS APÓCRIFOS


La sabiduría del humilde le hace erguir su cabeza y le da asiento
en medio de los grandes. No alabes al hombre por su hermosura,
ni desprecies a nadie por su aspecto. Muchos reyes acabaron
sentándose en el polvo, y el que menos se pensaba ciño la corona.
Muchos potentados fueron humillados en extremo, y hombres ilustres
fueron entregados en manos de otros. No censures antes de tener pruebas;
investiga primero, y después corrige. Antes de escuchar no respondas,
y no interrumpas al que habla. No te metas en lo que no te importa.
(Sirácida, 11, 1-9)


Tocaban maitines y los novicios se despegaban de sus sábanas de algodón. Con la primavera el despertar se hacía agradable y generoso. La naturaleza llamaba a sus hijos a la oración, haciendo uso de sus más orgullosos cantos. Las flores se abrían con el rocío del alba y algún que otro futuro sacristán había mojado la cubierta. El padre Fobia impartía su, ya habitual, seminario sobre los escritos de inspiración divina. El aula magna rebosaba de sonrosados y sonrojados novios, unos por ser hijos del concubio másquilo, otros porque la sangre les hervía por rozar el pecho de una doncella.

Buenos días, hijos del señor nuestro Dios - dijo el padre Fobia.

Buenos días, padre Fobia, muy buenos días, padre - contestaron los novicios.

Bien, queridos alumnos. Hoy, no sé por qué, noto cierto aliento lujurioso en el vaho de algunas bocas, todo sea que la noche llama al diablo encendiendo la lujuria en las menos dotadas mentes. Privilegio divino el ser iluminado por la castidad del Esperado. Alabado sea el Crucificado. En fin, dejémonos de bagatelas y vayamos al asunto que hoy nos interesa y que he titulado así: ¿Son los Evangelios Apócrifos hijos de la inspiración divina? Para la exégesis de hoy utilizaremos la obra de nuestro ya conocido ilustre Cardenal Pax et Bellum, titulada: Vinculum fidei victum est, El vínculo de la fe ha sido quebrantado. Veamos, tú, Rafael, comienza la lectura en el capítulo sexto, allí donde dice Parcere subiectis et debellare superbos ( Perdonar a los sometidos y doblegar a los soberbios).

Si, padre, ya comienzo: La llegada del Maligno vendrá precedida de insidiosos escritos, repulsa corrupta donde Cristo, el Hijo de Dios, será presentado como hombre de cópula, hermano carnal de mujeres de mal hacer, padre de hijos de madres desconocidas. Y querrán fundar sus libros en la divina providencia, la inspiración que sólo alimentó a nuestro tratado divino, la Santa Biblia, con sus únicos textos admitidos. Y sus ideas entrarán en la casa del Señor, la Santa Iglesia, para corromperla y ultrajarla. Pero nosotros, elevando nuestras almas, iluminados por las plegarias y la oración, la tríada Padre-Hijo-Espíritu Santo, levantaremos nuestras armas contra esos que amenazan la santa ley con improperios y burlas. Propagaremos la fe cristiana, impidiendo que la apostasía, hermana de los musulmanes, se extienda en la tierra que Yaveh Dios nos otorgó. Y así será...

Una mano joven y temblorosa se elevó entre todas las cabezas que, bien agachadas, seguían la lectura. Nubio, mirando al frente, los ojos clavados en el crucifijo de la pizarra, quería formular una pregunta.

Detente por un momento, Rafael, tu hermano Nubio parece que desea preguntar. ¿ Alguna duda sobre lo leído hasta ahora, hijo ? - dijo el padre Fobia.

Sí padre. Yo he leído el tercer y cuarto libro de Esdras - un murmullo se apoderó de la habitació - y no he encontrado tales ofensas a nuestra dogmática fe. Si uno piensa que lo allí escrito son sólo palabras, retirándole de entrada cualquier facultad divina, no me es posible observar la labor del Maligno. Tampoco he podido leer ningún improperio o burla dirigida a nuestro Señor. A mi lo que de verdad me confunde - proseguía el novicio - es lo siguiente: si Cristo estuvo en la tierra como hombre, cómo es posible que nuestra Iglesia repudie actos como la copula con mujeres, acontecimiento sin el cual la naturaleza no permite la concepción. Si la maternidad es ejemplo de fecundidad, dote divina con la cual el hombre se reproduce en la tierra, cómo es posible que la madre de Jesús, la Virgen María, pariera y conservara la virginidad. Acaso la pérdida de la virginidad es una mácula en la mujer. Cómo podemos concebir el nacimiento desde la virginidad. Y por último, padre Fobia, tampoco entiendo la relación con el Islam. Si el Islam, al igual que el Cristianismo y el Judaísmo, tiene como padre a Abraham, y si su texto sagrado, el Corán, admite la existencia de Cristo como profeta, cómo se entiende la lucha entre hermanos de la misma sangre, hijos del mismo Padre.

Aliquid monstri alunt, Nubio, eso es lo que estás haciendo, alimentar algo monstruoso entre tus hermanos de catequesis. Cristo vino como hombre a la tierra, pero siendo el verdadero hijo de Dios. Su cuerpo no podía ser compartido con ninguna mujer, su espiritualidad y bondad estaban más allá del deseo carnal. ¿ Cómo te atreves a pronunciar semejantes pensamientos simoníacos y pecadores, cómo es posible que iguales el Islam con el Cristianismo, con qué atrevimiento hablas de hijos de un mismo padre? Debes saber, Nubio, que el Islam es el competidor del Cristianismo, la religión del infiel, la religión que invade tierras santas cristianas, la religión que invita a la guerra y a la invasión. No respeta la tríada unitaria y no admite a Cristo como hijo legítimo de Dios. Dime Nubio, quién es tu confesor eucarístico, tu guía espiritual.

Padre fobia, qué importancia tiene quién sea mi confesor. ¿No es lícita la pregunta ante la duda, no es lícita la pregunta ante la intención de profundizar, acaso no es lícita, padre mío, la pregunta ante la exégesis, el cuestionamiento de lo estimado para así mejor acomodarse a las nuevas ideas de la fe católica, para así mejor prepararse para la secularización de la religión, padre?

 Nubio, ¡calla y contesta a lo que te pregunto! ¿Quién es tu confesor?, responde, que mas pareces un jesuita revolucionario que un futuro hombre de la Obra de Dios.

Pero padre - dijo el novicio.

¡Responde!, Nubio.

Si. Mi confesor es el Cardenal Heterodoxia, deseáis hablar con él.

Nubio, abandona el seminario de inmediato. Hablaré con el Cardenal Bellum para que se te aplique el código disciplinario correspondiente. ¡Sal!
Si padre. Perdonar la insistencia de mis ideas.

Nubio sabía bien lo que hacía. Era el hijo primogénito de un aristócrata de Bolonia, el Duque de Emilia Romagna, conocida entre la ciudadanía como Marcel il Arroganti. Previa su muerte el Duque decidió donar toda su fortuna al Colegio Cardenalicio. Las condiciones para el disfrute de tan ingente pecunia eran las siguientes: que su hijo Nubio fuera aceptado como postulante; que la gestión de la herencia fuera encargada al Cardenal Heterodoxia, a quien le unía una gran amistad; y que fuese este mismo Cardenal el confesor y guía espiritual de su primogénito.

El Cardenal Heterodoxia, por su parte, era enemigo del Cardenal Pax et Bellum. Sus ideas eran más liberales y cercanas al rebaño de Dios, es decir, los feligreses. El Cardenal Bellum, siempre envuelto en el misterio de su ideología, era ultraconservador y nada conformista. Tan sólo el poder económico conferido al Cardenal Heterodoxia le impedía mostrarse más belicoso de lo que era. El Papa actual, a diferencia del anterior, estaba más cercano a la obra de Loyola que su predecesor, más proclive a las sectas elitistas. El escenario era favorable, dada la amistad entre el Pontífice Pablo III, el Inmaculado, y el Cardenal Heterodoxia, a Nubio.

*

Cardenal Pax, hemos de hablar con urgencia. Acabo de descubrir una trama revolucionaria, nacida, como no podría ser de otra manera, del Liberador de Almas - así era conocido el Cardenal Heterodoxia entre sus enemigos. Hemos de hacer algo o de seguir así acabará con nuestro poder de coacción. El asunto es más serio de lo que parece y no se lo podemos permitir.

¿Qué ha ocurrido padre Fobia?, decidme.

El hijo del Arroganti se me ha sublevado en el seminario, incitando al resto de postulantes a aceptar posturas libertinas. El muy atrevido ha interpretado su texto, Parcere subiectis, diciendo que no hay nada de injurioso en los Evangelios Apócrifos, en las lecturas del tercer y cuarto libro de Esdras.

No te preocupes padre Fobia, de momento contamos con el control de la mayoría de los novicios, sus confesores son cercanos a las ideas de nuestro fundador y siempre los podemos lanzar contra ese insidioso pupilo del Libertador. De todas maneras, llamaré de inmediato al Arzobispo Dogma para ver que hacemos. Tranquilízate y retírate, deja esta rebeldía en mis manos. Ya te avisaré.

*

Querido Heterodoxia, cómo estás, cuánto tiempo sin saber de ti. Cómo está el Pontífice, qué noticias traes acerca de la Evangelización en América Latina, cómo es su estado de salud. Nos tiene a todos tan preocupados que las oraciones ya me parecen insuficientes. Dime, dime.

Cardenal Bellum, cierto es que hacía tiempo que no coincidíamos. Celebro verte tan egregio como siempre, tan erguido y dispuesto. Me alegro tanto...

Gracias, gracias, buen amigo. Pero dime, cuéntame noticias.

Todo va despacio, querido Pax, la labor evangelizadora se ve frenada por el incesante crecimiento de sectas emanatistas y distanciadas de la misión de Cristo. Hay que deshacer algunas de las posturas dogmáticas impuestas por los herederos del anterior Pontífice y eso es trabajo duro. Tú sabes bien de lo que hablo, ¿no?

Bueno, bueno.

Por lo demás la salud del Pontífice es excelente, parece que con cada nueva misión evangelizadora que consigue captación de feligreses, con cada nuevo miembro que ingresa en nuestra obra y con la propagación, cada día más visible, de su nueva propuesta doctrinal, Cristo propulsor de la Justicia Social, su corazón palpita con más  fuerza, siendo su ilusión renovada con más ímpetu.

Cuanto celebro que me traigas esas noticas. Bien sabes que la salud del emisario divino siempre me ha preocupado, no digamos ya su misión catequizadora. Me alegro, querido Heterodoxia.

Por cierto, querido Pax, parece que mi protegido, Nubio, ha sido expulsado del seminario del padre Fobia. ¿Qué ha ocurrido?

Nada de importancia, un impulso juvenil fruto de la primavera. Nada que merezca tu preocupación, aunque una pequeña llamada al orden sería conveniente. Pero vamos, nada de importancia como te decía.

Es la juventud, sí,  la juventud. Hablaré con él para que no se repita tal algarabía delante de los otros novicios. Así lo haré, para que el orden y la responsabilidad reinen en la casa de Dios.

ADENDUM

Nubio no fue castigado y los Evangelios apócrifos entraron en la casa de Cristo, como decía el Maledetto en su obra. Por otra parte Nubio y el Cardenal Libertador se volvieron a ver en confesión. Las primeras palabras del Cardenal fueron las siguientes: Caelum ipsum petimus stultitia, Nubio (Con nuestra estupidez queremos alcanzar el cielo)